Aún no me has vencido, Srta querida. Tus hermosos ojos grandazos destrozan sin piedad a las flores multicolores. Si eso hacen tus ojos que no tu traicionero mundo de maldades. No te tengo miedo precioso diablo que acompaña a Satán en ese negro mundo de la destrucción. Me quedo aquí, por el momento. No quiero teñir mi manto con palabras que gritan por todos lados la miseria de un alma podrida. TRECE, BENDITO DÍA...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario