viernes, 15 de febrero de 2008

LUIS NIETO DEGREGORI: EN EL COLOQUIO DE LITERATURA EN EL CUSCO

Yo primero quiero agradecer vuestra presencia y decirles que me siento muy honrado de compartir esta mesa con poetas de la talla de don Javier Sologuren y José Ruiz Rosas y también de Jorge Díaz Herrera y el editor Jaime Campodónico.

La ventaja que tengo ahora de intervenir cuarto en la mesa redonda es que muchos de los temas han sido tratados. Yo, aprovechando eso, sólo quisiera recapitular un poco lo anterior para luego tratar dar lo que sería mi parte.

Creo, pues, que estamos hablando en esta mesa redonda, estamos presentando un mal que hay en este país, la escasa difusión que tiene la literatura y que tiene el libro dentro del marco que nos señaló don Javier Sologuren. Yo quiero centrar mi intervención sólo en el género de la narrativa. El habló de los varios que existen y sólo en un medio: el libro, que es el medio de difusión por excelencia de la literatura y lo que hemos visto hasta ahora por las sucesivas intervenciones, que han sido los síntomas de ese mal que se está viviendo en el Perú.

El libro es poco difundido, que no llega al lector, y se han señalado diversos síntomas; yo sólo lo recapitulo.

Se ha hablado de la falta de políticas culturales por parte del gobierno. Se ha hablado de las pocas librerías; de las contadas editoriales; casi nadie se atreve hacer ese esfuerzo. Se ha hablado mucho de la experiencia personal de José Ruiz Rosas, de cómo lo poco que hay está centrado en Lima y aún es mucho más difícil hacerlo de provincias, dicho de otro modo, que no hay canales de distribución de los libros a nivel nacional. Lo que se publica en Lima sólo se vende en Lima, tal vez, llega a una o dos ciudades del Perú y nada más.

Creo que a estos males que se han esbozado se podría añadir muchos más, por ejemplo, señalar que Perú junto con Bolivia y Paraguay es uno de los pocos países sudamericanos que está al margen de los circuitos, de los grandes circuitos editoriales hispanoamericanos. Perú es uno de los pocos lugares donde no hay filiales de las grandes editoriales que publican en español. No tenemos filiales ni de Planeta, ni de Norma, de Alfa Wara, que sí tienen filiales en los demás países de Sudamérica: Colombia, Chile, Ecuador, Argentina, Venezuela... Perú está al margen de esto.

Pero, como les decía, todo esto es el síntoma del mal que estamos esbozando hoy día. Pero, como muy bien lo señalaba don Javier Sologuren, para atacar al mal hay que conocer las causas de este mal. Y es aquí donde yo quiero lanzar algunas hipótesis de repente muy aventuradas para un poco motivar el debate, la conversación, la discusión.

Creo que en las causas de la decreciente difusión del libro, hay una que es de tendencia universal que abarca a todos los países del mundo, que es la competencia de los medios audio visuales de comunicación, básicamente la televisión. Esto ocurre a nivel mundial. A nivel mundial se constata que bajan los índices de lectura, que baja el impacto del libro, de la prensa escrita, y que es la televisión la que reina en los hogares, la que conquista a todos los seres humanos. Esta es una tendencia universal a la que no escapa el Perú.

Pero me parece también que los males en el Perú son más graves que en otros lugares del mundo. Yo lo decía, a nivel sudamericano. El caso del Perú debe ser el más crítico, cuando les hablaba de las consecuencias en Perú de las casas editoras grandes. Entonces, lo que debería buscarse cuáles son esas causas específicas, por qué en Perú se difunde ahora menos que en otros sitios el libro. Acá yo quiero aventurar algunas hipótesis: una, se ha señalado. Yo no quiero centrarme en ella que es la ausencia de políticas culturales por parte del gobierno. Yo creo que el Perú es un país extremadamente pobre que se da el lujo asiático, tener libros que valen su precio en oro, lo cual, creo, que va en contra de las posibilidades de desarrollo en nuestro país. No voy a incidir más en eso. Yo creo que hay dos o tres hipótesis que pueden explicar por qué en Perú se difunde menos el libro. Uno es mucho más general. Creo, tiene que ver con causas histórico-sociales propias de nuestro país y, otras dos, creo, tiene que ver más concretamente con cómo se vive el hecho literario en el Perú.

La primera me parece que tiene que ver con cómo ha sido nuestro país. No olvidemos que hasta la mitad de este siglo la sociedad peruana era sociedad excluyente. La mayoría de la población que por entonces estaba sentada en la sierra y en el campo estaba excluida de todos los beneficios que debe brindar una sociedad. Eran campesinos que no tenían acceso ni a los medios para sobrevivir ni muchísimo menos a educación y cultura.

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