viernes, 15 de febrero de 2008

SEGUNDA ENTREGA: COLOQUIO LITERARIO EN EL CUSCO


JORGE DÍAZ HERRERA

Acerca de los conceptos que implicaría el tema de esta mesa redonda, tema bastante amplio y que tiene un sinnúmero de aristas que pueden ser enfocados de diferentes puntos de vista. Yo quisiera remarcar sobre algunos puntos.

Hace más de medio siglo, Camus afirmó que los índices que tipifican nuestra época, o sea, por qué nuestra época es diferente a las demás, son tres: el ruido, la velocidad y la propaganda.

Me detengo en la propaganda y en la velocidad. El mundo actual se ha acortado puesto que los medios de comunicación y los vehículos de transporte han adquirido una dinámica y una velocidad sumamente amplias, de tal modo, que las largas distancias ya no son tan largas distancias. Existe el fax, en el cual como un prodigio, como una cosa mágica, al segundo, una página escrita, en ese mismo instante la misma página puede ser reproducida en cualquier lugar de la tierra; igualmente, existe la televisión, la radio, el teléfono, etc. Infinidad de medios de comunicación que hacen que el hombre esté ahora con más posibilidades de conocerse mutuamente.

En cuanto a la propaganda, no ha habido época en la humanidad como lo hay ahora en lo cual estos medios de comunicación pueden crear ídolos en muy pocas horas, en muy poco tiempo, y, también, pueden deshacer ídolos en muy poco tiempo.

Estamos pues en una época donde la comunicación, donde la propaganda, donde la difusión, nos califican en forma singular respecto a las demás épocas de la humanidad. En ese sentido, ya sea la literatura o cualquier otra hechura del pensamiento humano tiene también mayores posibilidades, sin embargo, trataré de decirlo brevemente. Paradójicamente a ello, vivimos también en épocas de frustraciones frente a este gran avance tecnológico de la humanidad, no obstante que los medios de comunicación se han ampliado, sin embargo, los medios de conocimiento personal se han aminorado y quizá, no obstante, que el hombre masivamente puede comunicarse en una forma asombrosa, individual, personalmente, quizá está más alejado que en otras épocas, esto es, quizá, la paradoja que encierra nuestro siglo.

Volviendo ya, o entrando al tema concreto, o tratando de entrar en él, en la nominación de LA DIFUSIÓN DE LA LITERATURA, yo creo ver dos aspectos: en primer lugar, cómo se difunde la literatura, y creo que también abarcaría dentro de este concepto, qué es lo que difunde la literatura.

COMO SE DIFUNDE LA LITERATURA. Ya Javier lo ha expresado. Ustedes perfectamente lo conocen. La literatura se difunde a través de los medios de comunicación. Se difunde también a través de los propios textos. Por ejemplo, dentro de lo paradójico que estaba refiriendo, en Lima, por decir un caso, donde se adquiere los libros, que se llaman las librerías, por lo menos el ochenta por ciento de las librerías en Lima, han cerrado. Eso significa que se han acortado las posibilidades de que los autores o los editores puedan expender sus productos al público lector.

QUÉ DIFUNDE LA LITERATURA. Yo creo que es una pregunta que encierra muchas respuestas y que depende del género y de la intención de quién la hace. Si en realidad los géneros están en tela de juicio puesto que se intervienen mutuamente y unos a otros se prestan sus propias características, sin embargo, existe evidentemente todavía índice diferencial que nos permite apreciar qué cosa es la literatura periodística, qué cosa es un libro de historia, qué cosa es una novela, un cuento, un poema. En cuanto a esto último, creo yo que es lo que nos ha congregado, que es la creación artística, la obra de arte literario.

Ya es muy conocido este proverbio que la cercanía de los árboles no deja ver el bosque. Que tenemos que alejarnos de los primeros árboles del bosque para ver la perspectiva del bosque.

Estamos tan inmersos dentro de la vida que no tenemos una perspectiva necesaria, para poder apreciarla, y ahí que muchas veces nuestros errores en ella en el transcurso de la existencia es evidentemente por falta de esta perspectiva, cómo alejarse del bosque de la vida para poder desplazarse con más seguridad dentro de él.

Creo yo que la obra de arte literario es un microcosmos, es una humanidad que nos da esa posibilidad de lograr una perspectiva de la existencia. Que la obra de arte literaria, su grandeza consiste entre otras cosas de permitir al ser humano apartarse un tanto de la vida para poder divisarla con mayor extensión, sin salirse de ella. Esta característica de la obra de creación radica en que su material, su insudo es el ser humano, es la humanidad en su conjunto con su singularidad o cosas que puedan señalarse, pero que al fin de cuentas es el ser humano con sus complejidades el que ocasiona la obra de arte literario. Y la obra de arte literaria es, en síntesis, una posibilidad mediante la cual el ser humano puede apreciar el mundo sin alejarse de él, adquirir esa perspectiva necesaria de alejarnos del bosque para poder apreciarlo.

Creo también aquí necesario, porque para mí son mis propias reflexiones, hacer una acotación. He hablado de modos de vida o de vehículos o medios de comunicación y quiero también pensar en voz alta en lo qué es la expresión.

Transmitir una obra de arte literaria, divulgarla, difundirla, hacerla conocer, es un modo de comunicación, de difusión. Como el conversar, la comunicación busca una ida y vuelta. Yo digo, para ser escuchado a fin de quien me escucha diga su palabra y yo la escuche, pero creo que la obra literaria no pertenece al mundo de la comunicación, sino que pertenece al mundo de la expresión, porque la obra de arte literaria no es sino la propia transfiguración del mundo en la mentalidad de su creador. Es el dolor o la alegría hecha forma por el simple gusto de que el escritor quiere expresarla y que la obra de arte literaria empieza y termina en la obra de arte literaria que es un fin en sí mismo. Es una forma que encierra una serie de contenidos que a su vez ocasionan, como decía Bretón, es cosa de que la literatura es el camino que nos conduce a todas partes, pero no es todas partes. La literatura es la literatura. Si la literatura nos sugiere convicciones históricas, filosóficas, psicológicas, políticas, religiosas no es política, ni religión, ni filosofía, sino es literatura. Las connotaciones ajenas a ella ya pertenecen a un campo extraliterario.

En síntesis, lo que yo quiero destacar en esta conversación, que ojalá promueva algún interés, es que vivimos una época en la cual si en realidad los medios de comunicación, que permiten difundirlo todo, incluso la literatura, se han extendido y han desarrollado una capacidad mayor que cualquier otra época en nuestro país, por ejemplo, existe evidentemente paradojas muy singulares, como aquellas que en lugar de facilitar la difusión literaria, la retardan; como aquello de que nosotros nos vemos obligados a gestar o generar o hacer el libro quizá más caro de América; como aquella en la cual nuestras políticas gubernamentales no favorecen en nada, en absoluto, en nada, a la difusión o a la elaboración del libro mismo, y, cosas que de una u otra forma nos hace imposible difundir cómo debe ser la literatura.

Además de ello, también dentro de la enseñanza tradicional de la literatura en los colegios que es el alma inicial que nos permite gustar la literatura y aprender el hábito de leer. Creo yo, por ejemplo, que se enseñan con métodos bastardos, métodos que en lugar de despertar el interés del alumno, alejan al alumno de la literatura, puesto que la convierten generalmente en un elemento memorístico, en un elemento de aprender obras y títulos y características sin, a veces, conocer la propia obra.

Creo que la mejor manera de difundir la literatura es hacerle gustar la literatura. La experiencia estética es una experiencia insustituible. Nada puede sustituirla. Quien no ha leído el Quijote, no ha leído El Quijote. Quien no ha leído los poemas de Vallejo, no ha leído los poemas de Vallejo. Son experiencias insustituibles. Los mejores oradores del mundo podían hablarles a ustedes cómo es el perfume de una flor por ejemplo en cuanto a la belleza de la naturaleza, pero si ustedes nunca han percibido el perfume de una flor no tendrán nunca el concepto real de lo que es el perfume de la flor, porque estas experiencias son insustituibles, y que la única manera de poder apreciar la belleza es estar en contacto directo con ella, entonces, creo yo, que todos los caminos que nos conduzcan hacia ellos deben ser los caminos que debemos fomentar, y que todos los obstáculos que eviten eso son los obstáculos que debemos tratar de derrumbar.
BIOGRAFÍA DE JORGE DÍAZ HERRERA

"Nací en Cajamarca por accidente, aunque mi sensibilidad es provinciana, pero no por ello menos universal", nos dice Jorge Díaz Herrera. Poeta, narrador, dramaturgo y ensayista, presentó hace unos días Alforja de ciego (Editorial San Marcos), un libro de breves y brevísimos relatos cuya primera edición salió en 1979. Releer estos textos, casi treinta años después, nos revela las bondades como narrador de Díaz Herrera y nos permite comprobar que Alforja de ciego ha superado la barrera del tiempo.

"La frase 'alforja de ciego' la entiendo como recipiente de lo inclasificable. ¿Este es un libro de 'cuentos'?Yo no soy partidario de las categorizaciones en la literatura. Les digo cuentos porque. porque no encuentro otra forma de llamarlos y porque creo que es lo que son. En un inicio, este era un libro voluminoso que yo siempre lo llevaba a cuestas. Pero lo reduje, lo podé, cuando me dejé seducir por el chiste popular, sobre todo el francés que se caracteriza por su precisión, por su 'efectismo' y porque algunos están hechos para llorar".

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